En la Feria de Septiembre de 2016, el Instituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel”, propició la realización de un maratón fotográfico en el que intervinieron diversos aficionados a la fotografía. El objetivo era “ver” Albacete, fundamentalmente, en los detalles de los edificios más singulares de la ciudad, la nuestra, que lamentablemente no es especialmente monumental, pero que a través de los detalles del objetivo y del ojo de los fotógrafos, el ciudadano pudiera apreciar los valores plásticos, arquitectónicos, escultóricos o artesanos que conforman el legado y el patrimonio de nuestros mayores.

La ciudad de Albacete, desde su condición de capital de la provincia de su nombre en el siglo XIX, pero especialmente en el primer tercio del siglo XX, comenzó una fase de monumentalización de la antigua villa, que poco a poco vio levantar numerosos edificios en una línea que va desde el eclecticismo, modernismo e historicismo, al severo “art decó“ racionalista, donde destacan arquitectos, como Martínez Villena, Daniel Rubio, Ferrando Castells o Julio Carrilero, entre otros; todo ello complementado con la delicada ornamentación de prestigiosos escayolistas, auténticos escultores, nobles rejerías forjadas, de autores tan importantes como José Tejados y en donde tampoco faltan labores de fina ebanistería, con frecuencia obras de aparentes aficionados a la carpintería pero que realizaron auténticas piezas maestras en madera, apreciables en ciertas puertas exteriores.

Lamentablemente esa monumentalización de Albacete, que se extendió por toda la ciudad, se cortaría con la desgraciada Guerra Civil y después con la especulación urbanística, que desde los años sesenta del siglo XX destruiría numerosas edificaciones, mermando aún más el patrimonio local. Hoy tan solo lo podríamos recuperar parcialmente, a través de algunos planos conservados del recuerdo de los mayores y especialmente, de la labor de antiguos aficionados a la fotografía que supieron captar la singularidad de determinadas obras y edificaciones, otras muchas obras se perdieron para siempre sin recuerdo gráfico. Aparte quedan nobles edificios de arquitectura actual, en consonancia con lo mejor de otras ciudades.

Las fotografías aquí reunidas son obra de once personas amantes de la fotografía que participaron en aquel maratón de 2016. La muestra que aquí se ofrece es un pálido reflejo de la singularidad y el detalle captado por fotógrafos de hoy que nos ofrecen lo que hay, con frecuencia en realizaciones fotográficas verdaderamente artísticas; así, se une la calidad artística de la foto con el valor de lo fotografiado.

El IEA con esta exposición quiere poner en valor y ayudar al viandante a “remirar”, descubrir y conocer mejor nuestra ciudad, pues conociéndola se la quiere y así se evitará una posible pérdida, pues es el legado que recibimos de nuestros antepasados y que hoy lo debemos conservar para transmitirlo a los que nos sucedan en el tiempo.

Luís Guillermo García-Saúco Beléndez